Cuando Jesús Llega Al Hogar



(Lucas 19:5) Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo:




—Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa.
INTRODUCCION: Hoy quiero compartir con ustedes, lo que ocurre cuando Cristo llega al hogar. Cuando Jesús llega al hogar, algo sucede. Cuando nuestra visita es Jesucristo, todo cambia. Las palabras de Jesús, el amor de Jesús, el tremendo poder que irradia Jesús, al entrar en nuestra casa, la bendice y transforma.

Esto es lo que sucedió con Zaqueo, aquel recaudador de impuestos y usurero que, siendo judío, servía al imperio romano. Este hombre de corazón duro, avaro y sin escrúpulos, fue alcanzado por el amor del Salvador y desde aquel día, todo cambió para él. Escuchemos ahora sus palabras. Son las palabras de un hombre verdaderamente arrepentido: Entonces Zaqueo, puesto en pie dijo al Señor: He aquí Señor la mitad de mis bienes doy a los pobres y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado (v.8) ¿Qué hizo Zaqueo al ver su pecado? Dio la mitad de lo que tenía, pues su fortuna había sido hecha con el hambre y la opresión de sus hermanos judíos.

Ahora bien, para que un hombre como Zaqueo tomara tal decisión, debió haber sido tocado por un amor y un poder muy grandes. ¡Ése es el poder y el amor de Jesús! Cuando el Señor llega a un corazón, ese corazón es derretido. Observe lo que dice nuestro texto de hoy: ... y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado ¿Cuánto está dispuesto a devolver? ¡Cuadruplicado! ¡Qué maravilla, qué milagro! ¡Jesús le convenció de su pecado! Le convenció que todo ese dinero que había amasado ilegalmente tenía que ser entregado a los pobres. ¿No es esto un verdadero milagro? ¿No es un milagro que un hombre se confiese pecador, se arrepienta de sus pecados y determine un nuevo camino para su vida? ¡Gloria a Dios por Jesucristo! ¡Hay poder en Cristo! Y Él, esta mañana, puede entrar en tu corazón y también en tu hogar, y si Él entra, tus ojos verán cosas grandes y maravillosas. Si Jesús pudo convencer a Zaqueo, que entregara la mitad de sus bienes y devolviera cuadruplicado lo que había robado, ¿te parece que no podrá convencer a tu esposa, a tu esposo, o a tu hijo de que necesitan un cambio para sus vidas? Cuando Cristo llega al hogar, todo es transformado.

Hermanos, ¿Cuál es la situación actual de la familia? En nuestros días las encuestas nos dan índices altísimos de divorcios, de problemas familiares, de delincuencia juvenil, de jóvenes que no quieren estudiar, que no quieren capacitarse, de vagos que andan sueltos, y de una agresividad muy grande. Hasta nuevas formas aparecen: matrimonios de un mismo sexo. Nosotros sabemos que no hay educación ni esfuerzo humano que pueda brindar al hombre una nueva vida. Las nuevas comunidades caerán en los mismos errores que las anteriores. La Biblia nos enseña que la familia debe volver a Dios. El hombre debe volver a Dios. Debe establecer principios de convivencia bíblicos, normas que salgan del corazón del Creador.

Pero, volvamos a nuestra historia. Allí está Jesús, en casa de Zaqueo. Una nueva luz viene sobre aquel miserable pecador. Ahora ve. Ahora entiende. Ahora conoce. Por primera vez observa el mal que ha cometido. Una serie infinita de imágenes pasan por su mente. Ahora ve el dolor de los oprimidos. Ahora entiende que ha hecho de continuo el mal. Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. ¿No oyes la voz de Jesús? ¡Date prisa! El tiempo pasa. ¡Date prisa! La vida vuela. ¡Date prisa! Hoy es el día de tu salvación. Sí, cuando Cristo llega al hogar, todo cambia. Cuando Cristo llega al hogar, todo es transformado. Sin Cristo no puedes dejar los vicios, ni el pecado, ni la forma de vida equivocada. Aunque te lo propongas y digas: Yo sé que mañana la cosa cambiará, pero mañana tu carne te dirá que eres débil y que es imposible. Pero con Cristo TODO ES POSIBLE. Él nos ofrece otra clase de vida. ¿Qué es, entonces, lo que necesitas? ¡Qué Cristo entre en tu casa! ¡Qué Cristo entre en tu hogar! ¡Qué Cristo entre en tu corazón! Porque sin Cristo es imposible la felicidad para el hombre. Ahora, para que Él entre, es necesario que salga el diablo. ¿De qué manera? Recibiendo a Cristo. Cuando Cristo viene a tu corazón, Satanás debe irse.



PROPOSICIÓN: Señalaré brevemente, 3 cosas que ocurren cuando Cristo entra al hogar:

1.- LO PRIMERO QUE CAMBIA EN EL HOGAR, SON LAS PRIORIDADES

Cuando Cristo entra en el hogar, cambian las prioridades. Dios primero; Su Palabra primero; la vida eterna primero. Todo gira en torno a Cristo Jesús. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:33) ¡Esa es una verdadera conversión! El hombre que vivía siendo su propia prioridad, ahora rinde culto primero a Dios. Antes todo giraba en torno a él, ahora todo gira en torno a Dios. Las decisiones a tomar ahora son consultadas primero con Dios. El consejo a los hijos ahora está conforme al pensamiento de Dios. Ya nada es hecho por capricho o conforme al instinto propio. El hombre nuevo dice a Dios: Hágase tu voluntad. El siempre se pregunta: ¿Qué haría el Señor en mi lugar? ¿Qué cambia, entonces, cuándo Jesucristo entra al hogar? LAS PRIORIDADES DE LA VIDA.

2.- LO SEGUNDO QUE CAMBIA, SON LOS SENTIMIENTOS

Lo que sentías en tu corazón, ahora ha cambiado, ha sido transformado. La tristeza, cambió; ahora hay, alegría, hay gozo. ¿Estás experimentando esto? El temor ha sido desechado, y viene la fe. Antes nos doblábamos como una hoja ante el soplido del viento; ahora confiamos en Dios. El temor se fue y ha llegado la fe. Miedo a la muerte. Miedo a las fuerzas del mal. Miedo al futuro. Quien tiene a Cristo en su corazón ya no teme. Su vida descansa plenamente en Dios. ¡Gloria a su Nombre! La desesperanza se fue, y ahora las cosas cambian porque el Señor está con nosotros. Uno se va a acostar y abre la Biblia, que siempre se tiene cerca, y la lee, y la medita, y la cree. Luego de un rato, se da vuelta y se duerme. El sueño se ha transformado ahora en un verdadero descanso del alma y del cuerpo. Nada le sobresalta, ya no hay pesadillas que angustien pues: A su amado dará Dios el sueño (Salmo 127:2d) Ahora hay esperanza. Antes no podía dormir, tenía insomnio, y daba vueltas para acá, para allá, para acá, para allá. Se levantaba al otro día, y seguía preocupado. La vida se le escurría, se le iba perdiendo poco a poco. Cristo cambia nuestros sentimientos. El odio se va, las vulgaridades se van, los gritos se van, las raíces de amargura son arrancadas por el poder de Dios. Ahora hay amor, ahora hay verdadero amor.

3.- CUANDO CRISTO ENTRA AL HOGAR, CAMBIAN TAMBIÉN LAS ACTITUDES

Para con Dios y para con los hombres. Cuando Cristo llega al hogar lo revive, lo realza. Le da el nivel de vida que tuvo Jesucristo. Cristo te cambia por fuera y por dentro. Esto ha ocurrido contigo. Cuando Cristo entra al hogar todo es transformado. La vida se vuelve un desafío glorioso de superación y de servicio. La actitud de un verdadero cristiano es la de un conquistador de vida. ¿Qué hace el hombre ahora que tiene a Cristo? Tiene metas más altas que las que tenía antes en su egoísmo. Antes quería ser el más rico de la cuadra para que los demás se admiraran de él y le tuvieran envidia. Ahora tiene metas mayores. Tiene metas de superación, para crecer y ser mejor, cada día. ¿Para qué? Para servir. Quiere más para dar más. ¡Qué maravilloso hogar! Querido amigo, si lo invitas, Cristo vivirá en tu casa todos los días. Cuando estés en dificultades, Cristo estará allí. Cuando estés lleno de gozo, Cristo estará allí. Él estará dispuesto a compartir contigo los momentos tristes y los momentos alegres y traerá quietud a tu corazón.

CONCLUSIÓN: La palabra de Jesús a Zaqueo fue: Es necesario que entre hoy en tu casa. ¿No le invitarás hoy mismo? Es necesario que Jesús entre a tu hogar y lo llene de bendición. Quisiera guiarte ahora a extender esta invitación al Salvador. Lo primero que debes hacer es reconocer tu pecado. Decirle a Él que eres un pecador. Que te equivocaste de camino. Que te alejaste de Él cuando te llamaba. Que viviste en ignorancia todos estos años, pero que ahora comprendes tu situación realmente. Dile a Jesús que eres pecador. Luego será necesario pedirle perdón. Él quiere perdonarte. Él está dispuesto a entrar en tu corazón y en tu casa. Finalmente, pídele que te salve de la condenación y la muerte. Deposita tu fe en Jesús. Dice la Biblia: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa. Simplemente cree en el Salvador. Abre la puerta de tu corazón y de tu casa, y él entrará.





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