Amar es el camino
Amar es el camino
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. 1 Corintios 13:4-7.
Tú y yo hemos nacido por amor y para amar. En el amor encontramos nuestra plenitud, nuestra felicidad como personas. Quien no construya su vida sobre este fundamento poseerá una existencia infeliz y vacía.
El término “amor” frecuentemente es interpretado como “amor román- tico”, pero sus amplios usos y significados, combinados con los sentimientos involucrados en cada caso, indican que hay varias clases de amor y que es muy difícil encuadrarlo en un solo significado. El amor nace con nosotros y muere con nuestro corazón cuando
Todo ser humano, por muy insensible que parezca, ama o amó en algún momento de su vida. Antes de aprender a hablar ya sabemos amar. El amor no es algo que se nos enseñe, simplemente nace de nosotros antes de aprender cualquier otra cosa en la vida. Nacemos llorando, pero ese llanto desaparece cuando nuestra madre nos toma en sus brazos y nos brinda amor materno, puro e
El amor puede ser una herramienta (para hacer el bien) o un arma (si produce resultados negativos). Dios nos regaló muchos sentimientos hermosos, pero el más hermoso de ellos es, sin duda, el amor. Sin amor nada somos (1 Cor. 13:2).
Juan 3:16 nos describe los alcances del mayor amor: el de Dios al entregar a su único hijo para morir en la cruz a cambio de nuestra redención. Y el amor de su hijo Jesús no fue menor, ya que él vino para “dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:28).
El amor de Dios es incondicional. Aun habiendo nosotros pecado, ese amor siguió en pie: el Señor ya había ideado el plan de salvación y, si aceptamos a Jesús, la restauración será completa. Mientras transitamos este mundo vivimos y somos por su amor.
Amiga, “reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Prov. 3:6). Una manera de demostrarle agradecimiento al Señor por su amor es obedecerle y contarles a otros acerca de ese amor para que vayan a sus brazos. ¿Lo harás?
https://arisaraujo.blogspot.com
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. 1 Corintios 13:4-7.
Tú y yo hemos nacido por amor y para amar. En el amor encontramos nuestra plenitud, nuestra felicidad como personas. Quien no construya su vida sobre este fundamento poseerá una existencia infeliz y vacía.
El término “amor” frecuentemente es interpretado como “amor román- tico”, pero sus amplios usos y significados, combinados con los sentimientos involucrados en cada caso, indican que hay varias clases de amor y que es muy difícil encuadrarlo en un solo significado. El amor nace con nosotros y muere con nuestro corazón cuando
Todo ser humano, por muy insensible que parezca, ama o amó en algún momento de su vida. Antes de aprender a hablar ya sabemos amar. El amor no es algo que se nos enseñe, simplemente nace de nosotros antes de aprender cualquier otra cosa en la vida. Nacemos llorando, pero ese llanto desaparece cuando nuestra madre nos toma en sus brazos y nos brinda amor materno, puro e
El amor puede ser una herramienta (para hacer el bien) o un arma (si produce resultados negativos). Dios nos regaló muchos sentimientos hermosos, pero el más hermoso de ellos es, sin duda, el amor. Sin amor nada somos (1 Cor. 13:2).
Juan 3:16 nos describe los alcances del mayor amor: el de Dios al entregar a su único hijo para morir en la cruz a cambio de nuestra redención. Y el amor de su hijo Jesús no fue menor, ya que él vino para “dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:28).
El amor de Dios es incondicional. Aun habiendo nosotros pecado, ese amor siguió en pie: el Señor ya había ideado el plan de salvación y, si aceptamos a Jesús, la restauración será completa. Mientras transitamos este mundo vivimos y somos por su amor.
Amiga, “reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Prov. 3:6). Una manera de demostrarle agradecimiento al Señor por su amor es obedecerle y contarles a otros acerca de ese amor para que vayan a sus brazos. ¿Lo harás?
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