10 cosas que las mujeres deben entender para ser más felices

A lo mejor nos metimos a la cabeza ideas fantásticas sobre lo que sería nuestra vida de adultas o quisimos creer que eso que vimos en las películas o en las series de televisión podría pasarnos… ¡y no pasó! Muchas de ellas son las culpables de que ahora nos sintamos frustradas e infelices. Por ello, les quiero contar cuáles son esas cosas que, a mi criterio, las mujeres debemos entender para ser más felices con nuestras propias circunstancias de vida:

1. Dios es la base de todo

Dios es la base de todo: como guía, como medio para recargar las energías y enfrentar esta vida, que para nada es fácil, con más paz y con amor. La excusa perfecta de muchas para alejarse de Dios es que Él no las bendice o que viven mejor las que ni van a la Iglesia. Dios no cumple la función de mago en nuestras vidas, pero vivir confiando plenamente en su voluntad sí tiene el poder de hacernos disfrutar a plenitud esta vida, aunque se torne dura y desesperanzadora.

2. No existen los príncipes azules ni los hombres perfectos

Ni el hombre más guapo y detallista es el más bueno, ni el más fiel, ni nada. Lejos de todos los esquemas de las mejores historias de amor que hayamos visto o leído, encontrar al mejor hombre para iniciar una relación amorosa o con el que queremos compartir la vida no se trata de una serie de cualidades irrealistas, sino de una búsqueda en común de objetivos, de un toque de atracción mutua, de otro poquito de buenos sentimientos e intenciones, de mucha coincidencia en gustos y risas, de algunos gramos de paciencia y perseverancia y de muchos deseos de luchar juntos.

3. Las relaciones amorosas no siempre son color de rosa… ¡Y es normal!

Las relaciones amorosas no siempre son color de rosa… ¡Y es normal! Y no me refiero a las relaciones tóxicas y abusivas. Esas son inadmisibles. Aunque está bien creer que una relación es el camino para encontrar la felicidad, no podemos cegarnos: somos humanos, seres complejos, con caracteres diferentes, con pensamientos distintos, con cambios de humor, con días buenos pero también muy malos, con conflictos internos, con sueños y gustos diversos… es muy difícil que todo marche de maravilla siempre. El éxito de estas radica en el compromiso de ambos.  

4. El matrimonio es una ardua tarea de todos los días

El matrimonio, más que la ilusión por un vestido lindo y un evento mágico, es una ardua tarea de todos los días de dos personas que se aman y que tienen que enfrentar la vida juntos. Ya sé que la mayoría de mujeres –dije “la mayoría”, no todas, porque sé que también existen otras que para nada sueñan con eso- se ilusiona con casarse y tener una boda linda, que al final de cuentas queda resumido en un día. ¡Un solo día de magia! Ese solo es el inicio de todo lo que se viene después. El matrimonio es una aventura linda, sí, pero con muchos retos, como muchas caídas, con muchos fracasos, con muchos prueba y error. Y así es, y así se lleva, abonándolo todos los días.

5. Las relaciones con los suegros y cuñados son complejas ¡y así son!

Las relaciones con los suegros y cuñados son complejas ¡y así son! Si ya muchas hemos tenidos discusiones o disgustos con nuestra propia familia, ¿se imaginan lo difícil que es no pasar por lo mismo con los suegros o cuñados? Es tan lógico, pero tan duro de aceptar. No dudo que haya muchas que se llevan de maravilla con sus suegros y cuñados ¡Y es chivísimo! Pero es innegable que siempre habrán conflictos, malos entendidos, enojos, reclamos, indirectas, circunstancias complicadas, pero es normal. Tienes que entender que son parte de tu familia ahora y debes aprender a amarlos como son, a disfrutar el tiempo juntos y a fortalecer tu vida a través de estas experiencias.

6. Expresar tus emociones y mostrarte como eres no es un pecado

Expresar tus emociones y mostrarte como eres no es un pecado. Que no te angustie si lo que puedes decir o tu forma de ser no le va agradar a los otros. Mientras no dañes a los demás, no te censures ni sientas tanto temor por el qué dirán o pensarán. ¡Sé tú misma!

7. Cada quien a su tiempo

 No podemos vivirnos comparando con las demás, con sus vidas aparentemente perfectas, con sus metas cumplidas, con que si ya se casaron o ya tuvieron hijos, con que si ya tienen carro o consiguieron rápido un súper trabajo. Así como cada una tiene su propia realidad y condiciones en las que les tocó nacer así pasa con el tiempo para que cada etapa se dé. No todas vamos por el mismo rumbo ni tenemos los mismos objetivos, somos diferentes y eso no nos hace ni más ni menos exitosas. De igual forma, no todas tenemos vocación de esposas o de solteras empedernidas. Deja que la vida fluya a su paso, date el tiempo necesario para disfrutar cada momento, sin prisas pero avanzando.

8. Terminar una carrera universitaria no te garantiza ni el éxito profesional ni económico

 ¿Cuántas no imaginamos al iniciar la universidad que al tener la edad que ahora tenemos ya tendríamos una vida próspera, económicamente hablando: carro, casa, dinero para ir de compras, salidas, etc.? Normalmente eso lleva su tiempo y no surge de la nada. Debemos aceptar lo que tenemos, luchar por lo que queremos tener y seguirle echando ganas a la vida con la esperanza que un día tendremos un mejor panorama.

9. No hay fórmulas mágicas ni atajos

Para lograr lo que desees no existe fórmula mágica ni atajos (al menos no para nosotras, las que nacimos sin influencias de poder o lejos de alguna posibilidad de recibir una herencia, jajaja); es cuestión de mucho esfuerzo, de mucho trabajo, de mucha voluntad y de simplemente quitarse los miedos y aventarse a aplicar a una mejor posición, a seguir estudiando o a emprender un negocio propio.

10. Los momentos difíciles no duran para siempre

Aunque creamos que nos “bañamos con sal” y que estamos condenadas a vivir en pobreza o con limitaciones de todo tipo, debes entender que todo pasa; siempre existe la posibilidad de que las cosas cambien. Las crisis pasan, las angustias pasan y al final lo que sigue su curso es esta vida a la que debemos inyectarle alegría a pesar de las tormentas.

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