UN VIAJE INELUDIBLE
Uno de los descubrimientos más interesantes de las excavaciones que se han estado llevando a cabo desde 1998 en un cementerio de la Edad de Bronce situado en Pella, la capital del reino macedónico en los tiempos de Alejandro Magno, es el de un guerrero del siglo VI a.C. Dicho personaje tenía en su tumba un ajuar funerario que incluía “un casco de bronce, una placa de oro, armas y joyas” (Historia y vida [enero 2011], p. 14).
Todo parece indicar que ese guerrero desconocido tenía planes de seguir peleando contra sus enemigos en “el más allá”. Tales concepciones también eran tenidas en Oriente. Por ejemplo, la dinastía imperial Han, que gobernó durante unos cuatrocientos años, enterraba a sus miembros con atuendos adornados con piedras de jade y con un ejército de figuras de hombres hechas a base de barro, para que los defendieran de sus archienemigos terrenales: el reino de Nanyue. Según ellos, el jade era el elemento que los protegería de los ataques de los demonios y evitaría que estos se quedaran con sus cuerpos. Pero lo cierto es que ni el jade ni los guerreros de ultratumba pelearon con nadie en la ultratumba. Y los ajuares no sirvieron de nada a aquellos muertos ilustres. De hecho, solo han servido para alimentar la codicia de los saqueadores de tumbas y para engalanar nuestros museos. Y, por supuesto, ninguno de ellos se ha dado cuenta de lo que ha pasado.
La Biblia dice que “los vivos saben que han de morir; pero los muertos nada saben […]. Su memoria cae en el olvido” (Eclesiastés 9:5, RV95). Cuando los seres humanos mueren “también perecen su amor, su odio y su envidia; y ya nunca más tendrán parte en lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9:6, RV95). Lo que los guerreros griegos y chinos no sabían es que, cuando murieron, ese mismo día “se desbarataron] sus planes” (Salmo 146:4, NVI).
Los muertos no salen, no pelean, no están al tanto de nada de lo que pasa aquí en la tierra. Para salir triunfante de la muerte no tienes que refugiarte en costosos ajuares funerarios, sino entregar tu vida al Señor de la vida, al único que tiene inmortalidad, a Cristo Jesús.
#SeguridadenCristo #JesúsVenciólaMuerte
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